Natalia
Andrea Cáceres (nacida en Buenos Aires en 1977) escribe desde que tiene
memoria. Esta afición se manifestó en su vida casi con tanta intensidad como su
amor por la lectura. En 1992 recibió una Mención Honorífica en el Concurso de Ciencia Ficción y Fantasía para alumnos de la Escuela
Secundaria del CACYF. La revista Axxón, Ciencia Ficción en Bits ha
publicado varios de sus relatos. Escribió una novela corta (“Sed”) que ha publicado de manera
independiente. Ya hemos publicado de la misma autora el relato “Vortex” (Cruz
Diablo, abril de 2016)
También podés leerlo y bajarlo en formato PDF desde el siguiente enlace:
La
gota volvió a caer. No era la misma. O quizá sí.
El
charco se revolucionaba, cada gota era un nuevo color, un nuevo diseño en
expansión.
PLOC.
El
ser oculto entre las sombras ya no pudo resistir la tentación y se abalanzó
presuroso junto al charco para presenciar el delicioso movimiento generado por
la gota internándose en el agua. Sus enormes ojos oscuros observaron las ondas
verdeazuladas bailotear desde el centro hasta las orillas del charco. Sonrió
con placer infantil y se llevó las peludas manos al rostro, ocultando así unos
pequeños colmillos que quedaban al descubierto.
PLOC.
Esta
vez los tonos oscilaron entre el rojo y el violeta. La criatura bailoteó
emocionada, sin apartarse de la mágica fuente de colores ni quitarse las manos
de la boca. Había estado tanto tiempo encerrado en su cueva lamentándose por su
mala suerte y maldiciendo al mundo exterior, que no podía creer que aquel
hermoso prodigio se hallara tan cercano.
Elevó
la vista y emitió una risita de gozo al descubrir la gota formándose allí
arriba, redonda y brillante, a punto de caer. La vio engordar y alargarse hasta
no soportar su propio peso, contuvo el aliento desde que la vio desprenderse
hasta que chocó contra la superficie del agua.
PLOC.
Amarillo
y naranja. Las ondas se apoderaron por un instante del charco, haciéndolo
vibrar. El pequeño testigo peludo aplaudió, feliz por su descubrimiento, sus
penurias acabarían ese mismo día, sólo necesitaba pensar la manera de acercarse
un poco más.
Estudió
los contornos del charco con minuciosidad hasta que halló lo que buscaba: una
piedra firme que asomaba sobre el agua. Escudriñó la altura, allí crecía una
nueva gota, tan redonda, brillante y perfecta como las anteriores. Rió
emocionado y se encaramó sobre la piedra pensando que por fin sería capaz de
reconquistar el corazón de su amada. La gota crecía y se estiraba. Alargó las
manos con una amplia sonrisa en el rostro, nunca en su vida había estado más
ansioso.
La
gota se soltó. Durante milésimas de segundo volvió a ser redonda y hermosa,
reflejando todos los colores del mundo. El ser la atrapó con una de sus peludas
manos y corrió, con los ojos llenos de lágrimas, en busca de su amada. Le
llevaba, en un puño apretado, el regalo más perfecto del universo.
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Hermoso cuento. Me encanta esta revista! no dejen de publicar
ResponderEliminarRecién leo tu comentario. Muchas gracias!
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